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miércoles, 16 de marzo de 2011

Luces en el cielo.

Durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, los pilotos aliados que volaban sobre Europa fueron turbados por inquietantes bolas fantasmales de luz a las que llamaron "foo fighters". En todas partes las luces, que tenían desde unos cuantos centímetros de diámetros hasta cerca de un metro, brillaban en colores rojo, dorado o blanco. Su nombre posiblemente viene de la palabra francesa feu, que significa fuego.

Uno de los primeros informes provino de la tripulación de un B-29 con base en Dijon, Francia. El 23 de noviembre de 1944, mientras estaba sobre Alemania oriental, el teniente Fred Ringwald, que volaba como observador, notó algunos puntos luminosos como estrellas, que luego se convirtieron en ocho o diez bolas de color naranja "las cuales se movían por el aire a velocidad increíble". Ya que no podían detectarse con
el radar, el piloto Edward Schleuter giró el avión y se enfiló hacia ellas. Pero conforme se acercaba, las luces se desvanecían. Cuando volvieron a aparecer a mayor distancia, nuevamente intentó acercarse a ellas pero desaparecieron totalmente.

Los "foo fighters" no mostraron hostilida
d contra los aliados, pero sus juegos inoportunos llevaron a muchos a pensar que eran dispositivos de guerra psicológicos para amilanarlos. Otros pensaron que quizás era algo natural como el fuego de Santelmo, el brillo de descargas eléctricas que suelen producir los mástiles de los barcos. Una investigación del Octavo Ejército estadounidense dijo que eran una "alucinación de masas".

Hay pruebas de que pueden haber sido un arma nazi. En 1969, Renato Vesco, ingeniero en aeronáutica italiano, dijo que fueron inventados por los alemanes para burlar el radar de los aliados. La rápida Feuerball, o bola de fuego, que era operada por control remoto, fue producida primero en la base aeronáutica de Wiener Neustadt. Los informes de los "foo fighters" cesaron cuando las fuerzas aliadas capturaron la zona este del Rin, donde se habían hecho muchas investigaciones aeronáuticas.

Pero los pilotos estadounidenses también dicen haber visto "foo fighters" en el Pacífico. ¿Las desarrollaron también los japoneses? ¿Por qué no se ha visto la tecnología "foo" desde entonces? ¿Y las recientes afirmaciones de que alemanes y japoneses también los vieron?

Todo parece ser un misterio.

martes, 15 de marzo de 2011

Retratos misteriosos.

Es extraño, pero en los casos donde un incendio destruía cualquier objeto, estas imágenes siempre quedaban en pie.


Un popular grabado de gran tirada, titulado The Crying boy, causó un revuelo sobrenatural en Gran Bretaña en el decenio de los años ochenta. Había varias versiones del grabado, en las que un niño lloroso miraba nostálgico al observador.

De algún modo, el Sun, periódico de gran circulación, lanzó la idea de que los grabados surtían mal de ojo. Las casas donde se exhibían eran propensas a incendiarse, pero las imágenes quedaban intactas o parcialmente dañadas. Esta aseveración pudo haber surgido a través de una entrevista a Peter Hall, un oficial de bomberos de Yorkshire, Inglaterra, quien dijo que esas pinturas intactas fueron encontradas a menudo en lugares incendiados. El Sun publicó un gran número de historias sobre el mal de ojo de The Crying Boy, y los lectores escribieron para confirmar que coincidían con sus propias experiencias. Se proporcionaron nombres y sitios, lo que hizo que el fenómeno se viera como algo más que imaginación.

El secretario de una sociedad de folclor señaló que el artista había maltratado a su modelo y que eso había provocado una maldición, pero esta explicación fue desechada. Los escépticos, como era de esperar, atribuyeron la historia a los inventos de los medios de información.

En 1985, al acercarse la fiesta inglesa de las fogatas de Guy Fawkes, el Sun que miles de reproducciones de The Crying Boy habían sido quemadas. El siguiente mes de febrero, cuando un pensionista poseía una de las reproducciones murió en el incendio de su casa en Weston-super-Mare, Avon, Inglaterra, un bombero dijo: "Cuando se descubre esta pintura en un cuarto incendiado, resulta de lo más extraño."

sábado, 12 de marzo de 2011

Inquisición en España.

En su intento por eliminar la herejía de Europa, la Iglesia Católica permitió el uso de la tortura para aterrorizar a los sospechosos y provocar confesiones.

Uno de los juicios más famosos de la Inquisición española fue el seguido contra la clarividente Lucrecia de León. Nacida en Madrid en 1568, tuvo visiones desde su más temprana niñez. Más tarde recibió ayuda financiera y aliento de amigos influyentes. Lucrecia predijo con exactitud la derrota de la Armada Invencible española, así como la muerte de algunos jefes militares. Luego anunció que el rey Felipe II iba a ser asesinado delante de las murallas de Toledo. Como nada ocurrió en la fecha que dijo, la Inquisición la detuvo, y también a los que la apoyaban. Lucrecia fue azotada brutalmente y condenada a servir durante dos años en un hospital para niños menesterosos en Toledo.
Aunque la Inquisición católica española era considerada por algunos demasiado débil con respecto al tratamiento de la brujería -iniciado desde 1478 hasta su fin en 1834 con unos 25 españoles quemados en la hoguera-, alardeaba contra los inconformes, los judíos, los reformistas y las clases ilustradas de la época. Las actas muestran que 114.350 españoles fueron juzgados por una multitud de pecados, delitos y conducta desviada.
Las persecuciones empezaron a principios del siglo XIII, cuando la Iglesia de Roma constituyó un cuerpo inquisitorial para combatir la herejía. En 1255 la Iglesia permitió formalmente que se utilizara la tortura como arma contra los males que más tarde la Inquisición estaría destinada a erradicar.
El rey Fernando y la reina Isabel de España obtuvieron en 1478 el consentimiento del papa Sixto IV para nombrar inquisidores eclesiásticos. Su papel principal era perseguir a los judíos conversos al cristianismo, y luchar contra la herejía imperante en el seno de la Iglesia. Los procedimientos admitidos eran particularmente estrictos y propensos a la corrupción. Por ejemplo, se necesitaba sólo un denunciante para instruir proceso a un acusado. Los conversos solían ser acusados de haberse declarado falsamente cristianos, aunque uno de los cometidos iniciales de la Inquisición española fue exterminar a los judíos que no se convertían al cristianismo.
El primer inquisidor general fue Tomás de Torquemada, quien persuadió al rey y a la reina para instruir en España el Santo Oficio de la Inquisición en 1483. Cumplió su cargo con una despiadada crueldad y fue responsable de aproximadamente 2.000 incineraciones y de la expulsión de miles de judíos. Torquemada fue uno de los personajes más notables de este capítulo funesto de la historia española